Un hombre tiene un plan para recuperar los 8 mil BTCs que desechó en la basura

Rubén Colomer, 26 julio 2022

Puntos clave

  • En 2013, James Howells se deshizo de 8.000 Bitcoins tirándolos a un vertedero.
  • Para recuperar los Bitcoins, pretende gastar un total de 11 millones de dólares.
  • Se han asignado fondos a perros robóticos creados por Boston Dynamics.

James Howells, que por accidente tiró 8.000 Bitcoins, tiene ahora una estrategia para recuperar la criptomoneda.

En 2013, Howells tiró el disco duro que contenía los Bitcoins. Fue desechado en Newport, que se encuentra en Gales.

Howells declaró en una reciente entrevista con Insider que tenía una propuesta de negocio que costaría 11 millones de dólares para recuperar el disco duro, que en el momento de escribir este artículo tiene un valor de 176 millones de dólares.

La idea de Howells contempla el uso de dos perros robot “Spot”, fabricados por Boston Dynamics.

Los robots “Spot” debutaron en junio de 2020 a un precio de 74.500 dólares por unidad.

Desde entonces, los robots se han utilizado para reforzar la distancia social escaneando obras de construcción, pastoreando ovejas y patrullando los parques de Singapur.

Howells declaró que:

Los robots buscarán su disco duro perdido y funcionarán como cámaras de CCTV itinerantes

Según dijo, un perro patrullaría mientras el otro recarga sus baterías.

Los nombres “Satoshi” y “Hal” han sido propuestos por Howells para los perros cibernéticos.

Uno de los primeros Bitcoins fue enviado inicialmente a Hal Finney, que fue la primera persona en recibirlo de Satoshi Nakamoto.

Howells reveló que desarrolló su idea con la ayuda de expertos experimentados y dos inversores de capital riesgo. Tiene la esperanza de que le ayude a encontrar la basura enterrada.

Desde 2013, el ayuntamiento ha denegado la solicitud de Howells para entrar en el vertedero; sus probabilidades de éxito son bajas.

Un funcionario del ayuntamiento declaró que no hay “nada que el Sr. Howells pueda aportar” que les convenza de dejarle entrar.

Prosiguieron diciendo:

“Sus intenciones suponen un grave peligro ecológico, que no podemos aceptar y que estamos impedidos de revisar debido a los términos de nuestra autorización.”
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